Ángel Roberto Cano Laz e Ignacio Alejandro Cano Zamora

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Ángel Roberto Cano Laz e Ignacio Alejandro Cano Zamora

 

 

Ambos, al momento de desarrollarse la entrevista, en el año 2010, vivían en la cabecera cantonal de Tosagua, provincia de Manabí, en Ecuador. Don Ángel Roberto nació el 17 de octubre de 1931 (cabecera cantonal de Tosagua, Manabí, Ecuador), y don Ignacio Alejandro nació el 29 de julio de 1939 (Calceta, cantón Bolívar, Manabí, Ecuador). Primos hermanos, comentaron que ambos incursionaron hermanos en la música, pues “los Cano son de raza cantantes”. Compartieron información sobre memoria histórica, experiencias sobrenaturales, poesía popular, fiestas religiosas populares y juegos de rueda. Don Ángel Roberto se desempeñó como curandero. Se realizó una entrevista conjunta, y para reconocer sus textos, se identificó a don Ignacio Alejandro con el símbolo *.

“Yo curo inflamaciones, ojo seco. hay ojo bobo, hay el secador, hay el que se hincha. Hay tres clases de ojo y se pone boba la persona. Yo se lo curo.

Vajiado (afectado por un vahído) de muerto, vajiado de culebra, todo eso le curo. Si a su casa se la han enfermado, le han puesto sangre de gato negro, hueso de muerto, tierra de muerto con sal, a usted lo salan. Usted vive peleando con toda su familia, con sus hijos, con su mujer, hasta abandona a su mujer; se abren y dejan botado el hogar. Eso le daña su hogar.

Eso es fácil curar; hay que coger el romero, la manzanilla, el eucalipto, la cáscara de limón, cáscara de naranja, el árbol santo y se barre y se quema toda basura botada, cajones viejos, ropa vieja. Limpiar la casa, curarla con agua hervida y clorina.  Después que limpia, quemar, bien quemado y bañarse. Todas las personas que viven en la casa están saladas.

Coja siete rosas blancas, siete amarillas y siete rojas, las pone a conservar un día martes en once litros de agua, una raja de canela y una copa de miel de abeja, y eso usted se baña a las once y media de la mañana, se toma medio vaso con una Finalín para que sude la sal. Ahí le sale la salazón. Y se baña con orín de un niño recién nacido".

 

*"Yo vivía una vez allá, en mi zona, en una loma, vivía en una casita; y todas las noches se oía una mancha de patos que andaba debajo de la casa. ¡Ujm!, como veinte, treinta patos, ¡aj, aj!, como hace bulla el pato.

Yo decía: ¿Qué será esto?, ¿qué puede ser?

Me botaba a ver qué era: Nada.  A todo esto, un hermano mío que ya es fallecido, que en paz descanse, me dice: Hermano, voy a hacer un ranchito aquí para acompañarlo y vivir juntos.

-¡Ya, pues!, no hay ningún problema, venga nomás.

Cuando se puso a excavar, a hacer un hoyito y encuentra un alambiquito, era un cementerio que había de los indios. Hizo esa excavación y sacó bastantísimos alambiques, ¡de todo había! Y para todo esto, se terminaron los patos, se acabó toda la bulla que había.

Después, otra vez, también lo mismo. Más adelante, se aparecía una mujer mechona, de noche. Ahí estaba una muñeca enterrada, una india. Y sacaron la india y se acabó todo, ya nunca más se vio”.

 

Información disponible en el repositorio: Entrevista completa en video (MP4) y en textos,material fotográfico.
Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.