Angélica Solórzano Muñoz
Sus raíces provienen del sitio Río Grande, pero nació en el cantón Chone, provincia de Manabí, en Ecuador, y vive en La Tablada de Sánchez, del mismo cantón. A pesar de su juventud, es una mujer que conserva muchas tradiciones heredadas de sus mayores, especialmente las referentes a las fiestas religiosas populares de su sector, que ayuda a organizar, y participa con contrapuntos dentro de eventos realizados en su comunidad.
“Mire, mi mamá mantiene la tradición del nacimiento del Niño Dios. O sea, nosotros como familia todos los veinticuatro (diciembre) estamos con mi mamá y las personas que llegan. Nosotros no invitamos: Ven tú, ven tú. No. Está la fiesta y la voz se riega por sí sola, porque la de acá dice: No. Yo me voy al velorio donde fulano.
Y entonces, ya ahí llegan las personas. Empezó mi mamá en esta forma: cambió el Niño Dios en Baños. Es un Niño tamaño de un bebé, bien bonito, y allá ella le hizo una misa. Lo trajo bautizado desde allá de las Aguas Santas. Esos padrinos que fueron ese momento, ellos se mantuvieron por un lapso de tres años, cuatro años, pero por lo general uno siempre tiene que cambiar el padrino.
El cambio de padrino consiste en que el Niño Dios lo escondemos desde temprano el veinticuatro. Lo tenemos ya escondidito en una mata de planta, en una flor, que nadie lo trate de ver. Ya cuando, antes que llegue las doce, ya decimos: Bueno, ya se acercan las doce, vamos a buscar al Niño Dios.
En ese momento, la persona que lo encuentra automáticamente se convierte en el padrino del Niño. Ha habido desde criaturas que han sido padrinos hasta personas adultas. Sí, porque el padrino es el que lo encuentra”.
Información disponible en el repositorio: Entrevista completa en video (Full HD) y en textos, material fotográfico.
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