Velorio de la Santa Cruz

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Velorio de la Santa Cruz

En el mes de mayo se desarrolla en muchos lugares de Manabí, el velorio de la Santa Cruz, símbolo sagrado venerado por gran cantidad de fieles que la consideran milagrosa, profesándole enorme fe y respeto.

 

El 31 de mayo se realizó el registro del velorio de la Santa Cruz en el barrio San Esteban de la parroquia Charapotó del cantón Sucre, una tradición que se ha trasmitido de generación en generación y que gira alrededor de una cruz de madera que tiene más de cien años.

A partir de las memorias de Agustina Gilces Barreto, Ángela María Barreto Gilces, Cielo Navarrete Villavicencio, Rossana Gilces Murillo y Rudy Gilces Román, se conocieron detalles acerca de esta celebración que congrega no sólo a los habitantes del barrio sino a los de la parroquia, que buscan en el símbolo sagrado reconciliación espiritual, esperanza de mejores días y hasta un milagro, porque sostenido es por todos, el poder que tiene la Santa Cruz para quienes le profesan profunda fe.

En el momento de realizar la entrevista, en mayo del 2018, Doña Ángela María Barreto era la mayordoma de la Santa Cruz, quien a pesar de sus 95 años aseguró que apoyaría hasta donde sus fuerzas se lo permitan en la organización de la celebración.

 

 

Contó doña Agustina Gilces, que el festejo empezó por iniciativa de doña Agripina Gilces, quien con su marido, se trasladaba desde Manta hasta Charapotó para, con motores al hombro, dulces y comida, subir al cerro Centinela apostado tras el barrio San Esteban, donde rendían devoción a una gran cruz de madera de la que sólo quedan restos, pues fue reemplazada con otra que durante el mes de mayo es visitada por vecinos del lugar quienes con diésel encienden seis mechones que la alumbran. 

Doña Ángela María Barreto Gilces, recordó que cuando su madre era la mayordoma de la Santa Cruz, ofrecía a los devotos comidas a base de gallinas y cerdos que engordaba durante todo el año para la fiesta, la misma que era amenizada por una banda de músicos que recorrían kilómetros a pie desde El Higuerón con alforjas e instrumentos. Llegaban también vendedores de dulces y otras comidas tradicionales, hasta que un deslave en el año 1982 arrasó once casas del sector, porque según la información que dan sus moradores, algunas personas en estado de ebriedad y bailando indebidamente, profanaron la gruta que guardaba la imagen, a partir de lo cual, el 31 de mayo se trocó en un velorio menos festivo, donde sólo se reza, se saca a la cruz en procesión, se come y se bebe el popular canelazo.

En todo caso, es importante resaltar desde lo observado que hay diferentes grupos etarios involucrados en el festejo; desde los viejos que fueron los encargados de sembrar la devoción, hasta los jóvenes que participan activamente, lo que de alguna manera garantiza su permanencia en el tiempo y augura esa transmisión a generaciones futuras que mantendrá viva la esencia de nuestros pueblos.

Esta investigación de campo fue auspiciada por la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” - Núcleo de Manabí en el año 2018.